Conjunto de huellas

jueves, 28 de julio de 2016

Del amor en general y de ti en particular




Es ese deporte en el que sin saber andar nos echamos a correr.
Es la necesidad de sujetarme el corazón cada vez que escucho tu nombre. 
Es ese punto cardinal al que volver cuando todo está perdido. 
Son los restos de un Tal vez que no ha cicatrizado. 
Son esos besos que me das después del sexo sin largarte del colchón. 
Es el intento de avanzar mirando de reojo lo que pudo ser. 
Es la miopía que me deja tu recuerdo. 
Es un viaje al paraíso sin billete de vuelta. 
Es seguir dando el mundo a sabiendas de que no recibirás el cielo. 
Es el empujón que te hace caer por el precipicio más alto. 
Es el No que esconde a un afónico y miedoso. 
Es el ataque sorpresa que te pilla cuando has bajado la guardia. 
Es el error que cometería 200 veces más a pesar de cualquier advertencia. 
Es ponerle dueño a cada madrugada que deja fría tu cama. 
Es la luz que se ve al final del túnel,
y también la chispa que hace saltar los plomos de mis circuitos. 
Es la explosión que sale de tu voz directa al corazón.
Es la canción que me enseñaste y que me sé de memoria en silencio. 
Son las ganas de arreglar lo irreparable cuando ya no quedan tiritas. Ni siquiera botiquín. 
Es lo que nadie elige pero todos buscamos.


Seguramente podría encontrar más definiciones pero, aún así, continuarán habiendo veces en las que dude y necesitaré más pistas. De hecho, las llegué a apuntar en algún sitio, y ahora no las encuentro. Como tampoco me encuentro a mí o no me encuentro contigo. 
¿Sabes que? Lo mejor de todo es que estoy convencida de que nunca llegamos a saber qué es hasta que llega alguien y nos susurra al oído: Amor es la palabra que resuelve el crucigrama. Y entonces te lo enseña. Y dejas que lo haga. Porque siempre aprendes nuevas formas de llamarlo, pero sigues esperándolo como siempre lo has hecho, con los brazos abiertos como si fuera aquella primera vez.




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