Conjunto de huellas

viernes, 12 de agosto de 2016

Si vuelves




Esta soy yo, de madrugada, intentando definir lo que tuvimos. En mi cabeza hay mil reproches que intentan encontrar al culpable de todo. Al ingenuo de los dos que quiso más. Al que se hartó del amor a fuego lento. Me desvelo al pensar si seguirás durmiendo solo, aunque no lo reconozca. Ya no me hace falta seguir mirando las fotos, si me las sé de memoria. Tampoco pensarte, si conozco perfectamente cada centímetro de tu cuerpo de tanto reseguirlo con mi dedo índice. Incluso tengo contadas tus pequeñas y tímidas pecas, distribuidas con ingenio como si de un mapa se tratara. Dudo en si debería aceptar que lo más difícil es conseguir que se vaya del todo aquello que ya se fue o si debería buscarte por las calles de Barcelona para decirte que te echo de menos. 


Mira, ¿sabes qué? Prefiero que ocupes tú el otro lado de la cama y no las dudas. Aunque sepa que la quieres a ella. Aunque sepa que nos diremos todas las palabras correctas que estamos esperando oír en la cama equivocada. Miénteme, vuélvete a acostar conmigo, quédate, olvídate de mí. Joder, qué lío. Ahora todos mis sentimientos están mezclados, igual que las bebidas que se quedaron en la mesa del comedor siendo testigos de la embriaguez de anoche. Aunque la fiesta y el colocón estuvieran entre tus sábanas. 


Espero que algún día de estos tropieces con mi ausencia y decidas llamarme cuando no te esté esperando. Como esa camiseta que hace años que no te pones y aparece de repente en el fondo de tu armario. Sólo para que entiendas a mi piel y te des cuenta de que si duele es porque sientes. Pese a que más siento yo que, ahora, únicamente seamos algo más que meros conocidos. 
También espero que alguien te pase por al lado con mi perfume, mientras estás sentado en el metro fingiendo prestar atención a los mensajes que te envían. Podrás quitarlos de tus ropas, pero nunca se borran los olores de la mente. 


Si me preguntan, diré que lo que encuentro es mucho más bonito que lo que busco. Y si algún día vuelves, quiero que sepas que le he pedido la cuenta a Cupido. Que alguien me dijo una vez: "No busques el amor en rostros, ni lugares. Está en ti"
Y así fue como me cansé del hasta que no tú, no yo



jueves, 28 de julio de 2016

Del amor en general y de ti en particular




Es ese deporte en el que sin saber andar nos echamos a correr.
Es la necesidad de sujetarme el corazón cada vez que escucho tu nombre. 
Es ese punto cardinal al que volver cuando todo está perdido. 
Son los restos de un Tal vez que no ha cicatrizado. 
Son esos besos que me das después del sexo sin largarte del colchón. 
Es el intento de avanzar mirando de reojo lo que pudo ser. 
Es la miopía que me deja tu recuerdo. 
Es un viaje al paraíso sin billete de vuelta. 
Es seguir dando el mundo a sabiendas de que no recibirás el cielo. 
Es el empujón que te hace caer por el precipicio más alto. 
Es el No que esconde a un afónico y miedoso. 
Es el ataque sorpresa que te pilla cuando has bajado la guardia. 
Es el error que cometería 200 veces más a pesar de cualquier advertencia. 
Es ponerle dueño a cada madrugada que deja fría tu cama. 
Es la luz que se ve al final del túnel,
y también la chispa que hace saltar los plomos de mis circuitos. 
Es la explosión que sale de tu voz directa al corazón.
Es la canción que me enseñaste y que me sé de memoria en silencio. 
Son las ganas de arreglar lo irreparable cuando ya no quedan tiritas. Ni siquiera botiquín. 
Es lo que nadie elige pero todos buscamos.


Seguramente podría encontrar más definiciones pero, aún así, continuarán habiendo veces en las que dude y necesitaré más pistas. De hecho, las llegué a apuntar en algún sitio, y ahora no las encuentro. Como tampoco me encuentro a mí o no me encuentro contigo. 
¿Sabes que? Lo mejor de todo es que estoy convencida de que nunca llegamos a saber qué es hasta que llega alguien y nos susurra al oído: Amor es la palabra que resuelve el crucigrama. Y entonces te lo enseña. Y dejas que lo haga. Porque siempre aprendes nuevas formas de llamarlo, pero sigues esperándolo como siempre lo has hecho, con los brazos abiertos como si fuera aquella primera vez.




martes, 10 de mayo de 2016

Ayer no es múltiplo de ahora


Todo el mundo es bueno cuando las cosas van bien. Cuando el tiempo parece que te sonríe y está a tu favor, sientes con suficiente convicción que nada puede fallar. El sol empieza a calentar la piel, los cerezos florecen y, poco a poco, las ansias de verano se manifiestan en tu día a día inevitablemente.

Sin embargo, estás subestimando y no teniendo en cuenta un detalle: a veces el frío viene de dentro. La primavera desfallece y recae sobre ti un invierno con cielos nublados que avecinan tormenta. Algo se tuerce, una tecla se activa, y una parte de ti se rompe. Los despertares se vuelven individuales, las promesas se quedan flotando por la habitación y la resignación gana la batalla

La noche es un laberinto que no te deja escapatoria; entonces le toca hablar al alma. Un helor contagia tus sábanas enmascarándolo todo y es en ese punto cuando maldices a quien te contó que nada abrasa más que un fuego acabado de ahogar. Compruebas que, en cuanto a destrucción, también el hielo es grande y suficiente. En mi colchón sólo quedan marcas. Marcas de tu paso por mi vida. 400 versiones diferentes sobre una misma discusión, 400 preguntas que necesitaban respuesta, 400 madrugadas que no consiguieron aliviar mi inquietud, 400 planes que quedaron apuntados en la nevera, 400 reproches que forman la guerra entre tu y yo. Ya sabes lo que dicen, dolor y consuelo nunca están en el mismo bando. Pero aún así yo me pregunto, ¿por qué no nos queremos de vuelta, de segunda mano o de ocasión? ¿Por qué no volvemos? ¿Y si empezamos a hacer las cosas sin tanto miedo? Lo siento, soy experta en echar leña sobre hogueras apagadas y no sé aceptar que hay ciertas cosas que se acaban. Suelo acelerar las caricias y los "Te quiero" por mis ganas de sentir. Tengo sueños sencillos con personas complicadas que siempre terminan igual: otra esperanza ciega y fugaz que se pierde con la luz del amanecer. 

Y es que cuesta tanto comprender que ayer no es múltiplo de ahora. No ayuda tener tu sudor grabado en la memoria y tu cara dibujada en la almohada. Me aterroriza pensar que hoy tu cuerpo es la fiesta a la que nadie me invitó. "¿Y si muere la pasión?", gritó afónico mi subconsciente. A veces todo suena exageradoNo se trata de esperar un milagro dándonos una semana. No es cuestión de retroceder y salir huyendo hacia algún lado que nos devuelva el norte perdido. Creímos que, sin intensidad, el amor es un globo sin aire pero no. No es cierto. Preocúpate sólo cuando no quede ilusión, cuando ya no haya nada que recordar. Cuando ya no queden ganas. No adelantes un final por no arder a todas horas. 


Voy a contarte un secreto. Si hay amor, quedan brasas y pulmones para soplar.