Conjunto de huellas

domingo, 17 de marzo de 2013

Stay.


Un mes de ausencia. Un mes de escasas apariciones, lunes sin ganas de despertar y cosquilleos en el estómago que te echan de menos tanto o más que yo. Aquél que quiere que le extrañen se arriesga a que le olviden. Y cayeron en el olvido las notas de esa canción, y esos paseos por tu mirada. Y ese desliz por tu cuello que acabó en explosión en tus labios. Y también ese dolor nocturno; sin duda fue quién más amigo se hizo del olvido.
Las palabras jugaron a esconderse y parece que supieron jugar mejor que este pobre corazón falto de ese suspiro mágico que te devuelve la pizca de locura que activa la sangre en las venas. Háblale a mis blancas sábanas que tal día se tiñeron de intensa euforia de lo que es la locura, o los asientos de ese bohemio bar que alguna que otra vez ocupamos para disfrutar de ella. O quizás, háblame de locura cuando te escuchaba palabras que no creías ni tú pero que a pesar de ello yo confié en ellas hasta el final. Locura la mía, cuando pronuncié tu nombre gritándolo por si regresabas y mi voz se hizo tan pequeña que se ahogó en una habitación sin poder salir. Sin duda alguna, la locura de unos es la realidad de otros. Y ya no sé si esto es realidad o locura. Pero es algo mío, locura o no es parte de mí.
Y este tiempo he tenido que alejarme porque estaba tan cerca que no podía ver lo que tenía cerca de mis ojos. Estaba encerrada en algo que no tenía salida. Soñaba con imposibles y despertaba con utopías. Lo peor de todo no es que estuviera sola ya que yo lo había elegido sino que aún estando rodeada me sentía más sola. 
Con esto puede que no haya conseguido que las cosas cambien pero ahora ya no soy una inteligente llena de dudas. 
Soy una ignorante muy segura
Me fui, sí. Me fui para volver de nuevo
Aunque fuera extraño.
Después de todo, la vida siguió como siguen las cosas que no tienen mucho sentido.




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