Conjunto de huellas

sábado, 23 de marzo de 2013

A besos entiendo, a veces no.







Un sábado de madrugada. Una cama vacía y unas líneas que ocupan un insomnio causado por quién sabe qué. Me he cansado de hablar de amor, de hablar en plural aún sabiendo que soy yo la que sigue adelante. Yo soy aquella que sufre en silencio, ama con miradas y habla con sonrisas. Y tú, tú eres aquel que no busca un medio sino una excusa para huir. A pesar de olvidar lo que pasó, no se puede olvidar cómo se sintió. En el borde del abismo de unas manos que ya no son las tuyas, el aire es de cristal y aunque parezca extraño tu ya no estás aquí. Como la ola que se ha estrellado contra una roca, o la cuerda que se ha roto después de tirar. 



¿Dónde estabas cuando te llamaba? ¿Dónde estabas cuando estabas tumbado a mi lado y yo no podía dormir? Andaba con mis preguntas sin respuesta hasta que el tiempo me las respondió. Y la verdad, es que andábamos sin buscarnos pero sabiendo que andábamos para encontrarnos. Pero el nosotros se fue y ahora me estoy echando a correr a los ojos de otro muchacho, que al menos cuando me mira me hace reír un rato. Los tuyos están tan lejos que no puedo mirarlos. Y quizá si estuvieran aquí, serían invisibles para mí. De nosotros solo ha quedado un silencio. El silencio, que es la forma más elocuente de mentir y que ahora habita en alguna parte de mi ser. Queríamos llegar permanentemente a lo más alto y simplemente nos invadió el vértigo.



Ya no tenía espacio para tantos vacíos. Tantas dulces inquietudes y amargos desencantos. Y me paré a observar. Tú y yo ya nos habíamos intentado olvidar antes, ese "deja vu" que dando vueltas y más vueltas siempre acude a tus sueños noche tras noche arrebatándote lo que son más que soplos de aire. A veces, que no exista una buena razón para quedarse es una buena razón para marcharse. Pero qué le voy a hacer yo, si no entiendo ni de razones ni de veces. Yo solo entiendo de besos.


Y es que si tuviera el tiempo en mi mano, lo haría todo más fácil. Sin palabras . Para no herir, para no conocer nada de ti. Para no escuchar tu voz y luego tener que echarla de menos.

No hay comentarios:

Publicar un comentario