Conjunto de huellas

martes, 29 de enero de 2013

El impulso de un instante


Y en el final, lo mejor que puedes esperar es encontrar un lugar donde quedarte. Y si eres afortunado, encontrarás a alguien dispuesto a quedarse contigo. 

Qué loco el mundo, que en la primera partida nos sumerge en cuentos de color de rosa escondiendo lo doloroso y en la revancha nos lanza en un mar que deshace nuestras ilusiones y cada gota se clava como una puñalada. Pero la realidad es más tormentosa. Más astuta. La realidad es más interesante que un "felices para siempre". Más complicada dónde no solo sirve desear sino también luchar y defenderse. 

Somos seres que tienen miedo de no encontrar ese lugar donde quedarse. Donde sentirse querido. Donde ser nosotros. A veces no es el lugar el que se va; son las personas. Llegan y se van. Invisibles en el espacio, pasajeros y volátiles en cualquier momento, nuestros compañeros de viaje se van. Triste engaño el que vivimos cuando vemos que realmente hay que tener mucha suerte para que alguien realmente viaje contigo y no se marche a la mañana siguiente. 

Y pasarán los años y seguiremos aquí, cautivados por los impulsos de un instante que dibujan nuestro camino. No habrán solo victorias, también batallas. Y algún día lo encontraremos. Algún día seremos afortunados. Si mi alguien dispuesto a quedarse conmigo está ahí fuera, por favor: Quédate.

jueves, 17 de enero de 2013

Las 5 fases inevitables

Después de todas mis "experiencias" amorosas, he llegado a una pequeña conclusión dónde me he dedicado simplemente a parar las cosas, observar y reflexionar. Opino que toda chica como yo, que sueña con su amor de película, que no quiere otra cosa que amar y ser amada correspondientemente, si ha sufrido un desamor o le han roto el corazón alguna vez, habrá vivido las 5 fases inevitables. O quizás alguna de ellas y aún le quedan las siguientes.

Negación. Ese chico del que tanto estabas pillada, ha resultado ser diferente a la imagen que tú tenías de él y se ha esfumado como el polvo. Ese es el hecho. Tu cabeza en esta fase, lo negará todo y no querrá aceptar nada de lo que te digan las personas de tu alrededor que quieren lo mejor para ti. Pensarás el típico: "Sé que él no es así", "Ha sido una equivocación" o "Estoy segura de que cambiará".

Tristeza. Cada día le echas más de menos, en cada sitio que mires le ves a él y no te imaginas poder seguir sin estar a su lado. Es el momento en el que recuerdas cada vivencia que habéis pasado juntos, cada beso, cada susurro al oído y cada canción. Por las noches mojas tu almohada, y no puedes dormir. Personalmente es la fase más dura, dolorosa y complicada. Quizás la más larga y la que te marque más.

Ira. Sientes que él no está sufriendo como lo estás haciendo tú y eso te corroe. Le odias por cómo hizo las cosas y lo rápido que parece que lo ha olvidado todo. Matarías por poder hacer algo que cambiara la situación y volvieras a la normalidad que tanto querías, sientes que no has hecho todo lo que está en tu mano. Hablando en plata, te encantaría mandarlo a la mierda. A él y sus palabras vacías. Y a sus falsas promesas.

Negociación. El punto en el que empiezas a valorar que es lo correcto, lo que debes hacer y si vale la pena seguir luchando. Piensas que quizás ahora sea doloroso pero en el futuro sea lo mejor, que quizás él te ha hecho un favor marchándose. Sabes ver que tu felicidad no puede depender de una persona y se aleja la nostalgia, el dolor y ves una puerta que se vuelve a abrir.

Aceptación. Por último, aceptas su voluntad y cedes de seguir insistiendo en algo que ya no tiene alas. De todo lo que tus amigos te habían aconsejado, comienzas a hacerlo y él deja de ser tu centro de gravedad. Aprendes a vivir sin su presencia, ya no te afecta oír su nombre o ver sus fotos y lo más importante: eres capaz de seleccionar aquello que debes recordar sin que duela. Has aceptado que no debíais estar juntos y ahora empieza tu nueva yo. 

Lo mejor de todo, es que pensamos que tenemos la mejor arma; eso que nos hace pensar que podemos entrar en la vida de un chico y "cambiarlo". Pero es la menos útil, ¿por qué? Porque no importa lo que otras chicas nos griten desde una revista, o los consejos que nos demos entre nosotras o lo que se escriba en los blogs de aquí a Tombuctú: hay cosas básicas de los chicos que NUNCA van a cambiar.
Esto es todo queridos lectores. Llámalo manual. Llámalo aprendizaje. O sencillamente,"experiencias de la vida" (como diría mi madre). Ninguna de las fases es fácil, lo sé créeme, pero no imposibles de superar. Eso es lo que debes hacer. Es parte de la madurez de una persona, es parte de crecer y formarte una base. Es algo que define cómo somos y seremos




viernes, 11 de enero de 2013

Si las cosas se ven al revés


Me gusta prever las cosas antes de que pasen, pero me gusta vivir el momento sin planificar nada. Me gusta dejar correr el tiempo mientras admiro un bonito paisaje a mis pies, pero odio sentir que éste se ha perdido en algo que no valía la pena. Me gusta el sol de mañana que entra por mi ventana vergonzoso y ilumina mi piel, pero me gusta la noche cuando llega, bohemia, esperando a que pasen cosas emocionantes. Me gusta amarte hasta que logres enamorarte de mí, pero adoro besar tus labios sin ataduras y al día siguiente volver a hacerlo sin caer en las garras del compromiso. Me gusta el calor de la calefacción de invierno rozando mis piernas mientras tomo un café y escribo, pero me gusta el frío de la lluvia que moja mi ropa, mi pelo, mi cuerpo lentamente y las gotas me inundan en un mar que no tiene salida. Me gustan las decisiones acertadas que me satisfacen y las decisiones erróneas que me hacen aprender, pero me gustan las decisiones relativas dónde todo depende de los ojos que miran. Podría decir que me gusta perderme por calles que no había caminado nunca disfrutando de la desorientación, pero me gusta encontrar el camino a casa cuando me encuentro en una espiral de dudas. Me gusta la ignorancia que me protege del daño de las mentiras, engaños o manipulaciones, pero me gusta saber cada detalle de lo que hagas, pase por tu cabeza o quieras llevar a cabo. Me gusta saborear el silencio y dejar que el viento me invada, pero me gusta nadar en la música y despreocuparme de mi alrededor. 
Me gusta saber de dónde vengo, pero me gusta más saber a dónde voy. Me gusta recordar lo que solíamos hacer los sábados noche, pero me gusta más disfrutar de los momentos que no volveré a tener.Me gustas, pero me gusta más no herirme. Lo siento, hoy puedo vivir sin ti.


Hay cosas que es mejor perder

sábado, 5 de enero de 2013

El baúl de los recuerdos



Es gracioso cómo pasa el tiempo. Que ya me han pasado 15 primaveras y sigo creyendo en las noches como hoy que son mágicas. Que recuerdo perfectamente lo nerviosa que estaba y ni siquiera podía dormir. A la mañana siguiente era la primera en levantarse: miraba el reloj cincuenta veces y a la vez número cincuenta y uno me levantaba por la impaciencia y de puntillas en el suelo frío me dirigía al comedor. Allí, debajo del árbol y por todo el sofá, veía el montón de regalos amontonados en los que ponía mi nombre. Creo que nunca, nunca nunca aún he podido sentirme tan ilusionada como  en aquellos momentos en los que abría los regalos y descubría que era lo que yo había pedido. Y es que, dime querido lector, si en la vida has visto rostro más precioso que el de un niño mirando como por delante de él montados cada uno en su carroza pasan los Reyes Magos. O rostro más maravillado que el de una niña dándole su carta al Paje Real. Supongo que días como ese son los más importantes para uno cuando eres una inocente criatura con dientes de leche y una muñeca o coche en el bolsillo. Sería una igualación a el día de tu boda. 

Al mundo le hacen falta momentos así. Porque todos nos hemos sentido alguna vez así y todos llevamos el espíritu infantil dentro que sólo hace falta revivirlo. Por tan sólo una noche vale la pena dejar de preocuparnos por nuestros problemas, dejar de lado lo que nos obceca y vivir la magia antes de que se pierda. Eso está en nuestras manos. Como otro año más, hoy voy a ver a mis queridos ancianos barbudos con sus carrozas tirándome caramelos. Porque quiero volver a sentir esa chispa de cuando tenía 7 años. Porque no quiero tener preocupaciones. Esta noche NO.








miércoles, 2 de enero de 2013

Tomorrow we sail


Tengo una de esas tardes en las que no sales de casa, te dedicas a intentar no pensar en algo y lo que pasa es que cuando te das cuenta el sol ya se ha ido. Siento que he llegado al punto en que se acaba la carretera y ahora toca ponerle rumbo al barco. Porque, nos movemos en un mar que puede provocar olas tan grandes que te hundan. Porque, hay muchos peces pero siempre elegimos al que complica todo las cosas. Porque, hay veces que no sabemos nadar y necesitamos ayuda.  No siempre podremos confiar en las mismas personas. Se ve que se ha puesto de moda eso de primero miro por mí y ya si eso después por ti. Que cada vez el ser humano es más egoísta con sus manipulaciones y mentiras. He llegado a la conclusión de que las personas son como las mareas. Vienen y van; entran en tu vida durante un tiempo relativamente extenso o no para luego marcharse. Sólo habrán muy pocas que quieran subir a bordo de tu barca y no se vayan jamás.  Porque supongo que la vida es ese mar. Con esas olas y mareas y peces. Y porque si ves que no avanza nada tu barquita, hay que sacar las manos y remar



martes, 1 de enero de 2013

Capítulo 2013, página 1 de 365


Mírale como se ha ido y ha vuelto otro. Los momentos que denominamos recuerdos se han archivado en un cajón cerrado bajo llave la cual solo la tiene el tiempo. El café se ha enfriado en la encimera de la cocina,  los tacones se han guardado en el armario y las botellas de champan vacías se han tirado a la basura.  Aquella noche no había alcohol en sus venas ni nada que pudiera hacer que cometiera estupideces. Con su vestido nuevo que se había comprado para aquella ocasión bailaba las canciones sin parar, reía como un niño de 5 años.  Las horas eran como gaviotas que sobrepasan el cielo en un amanecer. Volátiles, rápidas y pasajeras. Ahora mismo esto es lo único que se me ocurre que se va y no tiene otro remedio que volver a empezar.  Ella quería diversión y de una manera que no era la que esperaba, la consiguió. Y como ella, todas las personas del mundo;  todos hablaban de esa noche que te preguntarás qué tendrá de especial.  Sus propósitos habían empezado una nueva lista en una página nueva, sus sueños no habían acabado: no habían hecho otra cosa que empezar.  Tengo un libro que he empezado a leer. Capítulo 2013, página 1 de 365