Conjunto de huellas

miércoles, 28 de noviembre de 2012

Todos tenemos miedo a la palabra "cambio" pero todos alguna vez dejamos que una persona lo cambie todo.


Ha llegado la lluvia y con ella el frío, el mal tiempo y el recuerdo de que el invierno no ha hecho más que empezar. Hoy, mientras caminaba bajo la lluvia y ésta me empapaba con cada gota he decidido que voy a volver a escribir. Mientras el frío recorría mi cuerpo sin importarme y mi cabeza daba vueltas en su mundo lo he decidido.  Esta es la única manera que tengo para desahogarme y sacar todo lo que tengo dentro, todo lo que estoy deseando chillar pero sin embargo no puedo.
Sabes? Me han pasado muchas cosas por la cabeza mientras me mojaba escuchando esa canción. He pensado que debería enfadarme con él, pero no por lo que ha pasado sino porque no ha cumplido su promesa. Me prometió un paseo bajo la lluvia y he tenido que hacerlo sola. Me he sentido libre pero me faltaba su mano agarrando la mía, me faltaba sentir su calidez que le hacía resplandecer como un sol. Era mi sol. Me debe un paseo y ya no lo cumplirá nunca porque se ha ido. He pensado que tengo mala suerte. O no sé si llamarlo suerte o cómo llamarlo. Nos pasamos la vida esperando poder vivir una de esas “historias” como las de las películas, encontrar a esa persona que haga que todo sea distinto con él y cuando aparece, de repente se esfuma. Claro que no era normal que a mí me saliera algo tan bien. He pensado que quizás soy yo la única que lo está pasando mal en todo esto  y él se ha quitado un peso de encima. Es inevitable pensar mil veces si él aún piensa en mí o si mira nuestras fotos o si escucha canciones que le recuerden a mí o si se olvidará de mí. Pero yo no puedo saberlo, ojalá pudiera.  Cuando te haces expectativas sobre algo que desconoces, lo vives aunque solo sea por un instante y descubres que es incluso mejor que lo que habías imaginado, ya no puedes continuar igual. No quieres continuar sin él porque lo hacía todo perfecto y no ha sido suficiente. Nunca lo era. Y no era perfecto claro que no, simplemente él lo hacía parecer.
¿Has visto cuántas cosas pasan por la cabeza de alguien en un segundo? De hecho, la vida es un instante y todo ocurre muy deprisa sin que nos dé tiempo a planear todo lo que querríamos. Por eso cuando ocurren cosas inesperadas nunca estamos preparados. Y cuando él apareció en mi camino no estaba preparada, quizás por eso viví todo lo que viví sin ninguna preocupación de que algo saliera mal. Simplemente porque no me había preparado. No sabemos volar pero tampoco queremos caer. No sabemos amar, pero tampoco queremos que nadie nos enseñe.
Después he vuelto al mundo real, la música ha seguido sonando y yo he seguido caminando sola bajo la lluvia.


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