Conjunto de huellas

jueves, 29 de noviembre de 2012

Definitivamente, quizás.


Como alguien que no sabe lo que pasa, nos movemos alrededor de un mundo en el que nosotros cogemos el pincel y le ponemos color, nuestro toque especial y lo que otras personas nos enseñan. Ya no hay decisiones acertadas o erróneas, todo llega a su punto relativo. Ya no estamos seguros de nada en este calvario de vida y por esa inseguridad e incertidumbre dejamos que otros elijan por nosotros. 
Quizás es momento de hacer las cosas distintas; de caminar bajo la lluvia sin paraguas, de dejar fluir las cosas y preocuparse cuando llegue el momento,  de levantarse a la tercera vez que suene el despertador. Quizás deberíamos dejar de hacernos los duros y dejar de fingir que no nos afecta y darnos solo un abrazo y nada más. A veces es sólo cuestión de un abrazo. Aunque contigo sería un abrazo y dos besos. Y quizás un café. Quizás hayamos cometido muchos fallos estúpidos, pero nacimos sin manual. Quizás deberías empezar a saludar a ese chico que te cruzas cada mañana. Quizás deberías subir a tope el volumen cuando escuchas esa canción que tanto te gusta.  Quizás deberías arriesgarte. Quizás hoy sí que te toca a ti ganar la partida y ser feliz. Quizás algún día alguien “prestigioso” lea estas cuantas líneas insignificantes que pasan por mi cabeza y mis dedos hacen que formen este texto y me cambie la vida. Quizás Cupido algún día haga bien su trabajo y gane puntería. Quizás después sobren las palabras. Quizás él me eche de menos y algún día se arrepienta de haberme dejado ir  y vuelva. Quizás sea cuestión de sentir más y calcular menos. O quizás no.  




Ofréceme un suspiro y me habrás dado más que nadie.







miércoles, 28 de noviembre de 2012

Sin cómo ni por qué


Hay preguntas que no tienen respuestas. Hay veces que tendremos que actuar sin saber si tenemos un suelo bajo los pies, sin saber si valdrá la pena luchar por esa corazonada que hemos tenido. Por qué no dejar una puerta abierta por si acaso una se cierra. Hay cosas que no vale entenderlas, sólo vivirlas. Hay amores que no se ven, se sienten. El tiempo no espera ni por nada ni por nadie, somos ráfagas de tiempo que sin cómo ni por qué poco a poco se consumen. Entramos en la vida de las personas por momentos que les dejamos sin respiración, por momentos que les ponemos el corazón a mil. Si no has logrado provocar eso a alguien, cuando haya pasado más o menos tiempo, te habrá olvidado. No podemos retroceder en el tiempo ni adelantarnos a él y querer vivir las cosas fuera de lo que nos toca. 
Cada día será distinto, te lo aseguro. Unos desearás que ojalá no hubieran empezado nunca, otros ansiarás que no acaben nunca. Algunos pasarán y ni te darás cuenta de las cosas que ocurren a tu alrededor, y otros días percibirás diminutos detalles escondidos que nunca te habías parado a observar






"Porque  veo su  ausencia allá donde mire"





Todos tenemos miedo a la palabra "cambio" pero todos alguna vez dejamos que una persona lo cambie todo.


Ha llegado la lluvia y con ella el frío, el mal tiempo y el recuerdo de que el invierno no ha hecho más que empezar. Hoy, mientras caminaba bajo la lluvia y ésta me empapaba con cada gota he decidido que voy a volver a escribir. Mientras el frío recorría mi cuerpo sin importarme y mi cabeza daba vueltas en su mundo lo he decidido.  Esta es la única manera que tengo para desahogarme y sacar todo lo que tengo dentro, todo lo que estoy deseando chillar pero sin embargo no puedo.
Sabes? Me han pasado muchas cosas por la cabeza mientras me mojaba escuchando esa canción. He pensado que debería enfadarme con él, pero no por lo que ha pasado sino porque no ha cumplido su promesa. Me prometió un paseo bajo la lluvia y he tenido que hacerlo sola. Me he sentido libre pero me faltaba su mano agarrando la mía, me faltaba sentir su calidez que le hacía resplandecer como un sol. Era mi sol. Me debe un paseo y ya no lo cumplirá nunca porque se ha ido. He pensado que tengo mala suerte. O no sé si llamarlo suerte o cómo llamarlo. Nos pasamos la vida esperando poder vivir una de esas “historias” como las de las películas, encontrar a esa persona que haga que todo sea distinto con él y cuando aparece, de repente se esfuma. Claro que no era normal que a mí me saliera algo tan bien. He pensado que quizás soy yo la única que lo está pasando mal en todo esto  y él se ha quitado un peso de encima. Es inevitable pensar mil veces si él aún piensa en mí o si mira nuestras fotos o si escucha canciones que le recuerden a mí o si se olvidará de mí. Pero yo no puedo saberlo, ojalá pudiera.  Cuando te haces expectativas sobre algo que desconoces, lo vives aunque solo sea por un instante y descubres que es incluso mejor que lo que habías imaginado, ya no puedes continuar igual. No quieres continuar sin él porque lo hacía todo perfecto y no ha sido suficiente. Nunca lo era. Y no era perfecto claro que no, simplemente él lo hacía parecer.
¿Has visto cuántas cosas pasan por la cabeza de alguien en un segundo? De hecho, la vida es un instante y todo ocurre muy deprisa sin que nos dé tiempo a planear todo lo que querríamos. Por eso cuando ocurren cosas inesperadas nunca estamos preparados. Y cuando él apareció en mi camino no estaba preparada, quizás por eso viví todo lo que viví sin ninguna preocupación de que algo saliera mal. Simplemente porque no me había preparado. No sabemos volar pero tampoco queremos caer. No sabemos amar, pero tampoco queremos que nadie nos enseñe.
Después he vuelto al mundo real, la música ha seguido sonando y yo he seguido caminando sola bajo la lluvia.